Aunque puedan prepararse durante todo el año y en algunas pastelerías sea muy fácil encontrarlas en cualquier época, son dulces tradicionales de la Cuaresma y Semana Santa. Pero su historia va más allá y encuentra su origen en el siglo XV y con una costumbre que dista mucho de festividad como la que se avecina.
Estos dulces elaborados a base de pan duro, huevos, azúcar, leche o vino, e incluso cubiertas de chocolate. Comenzaron a preparase para aliviar a las parturientas al dar a luz y favorecer su recuperación postparto allá por los años 1600. En un principio las torrijas se preparaban con rebanadas de pan de pequeño tamaño, y se servían acompañadas de una copita de vino.
¿Cómo llegaron a ser un dulce de Cuaresma y Semana Santa? No se sabe muy bien, pero lo cierto es que al ser un alimento saciante y calórico que aportaba energía, comenzaron a incluirse en la Cuaresma para compensar los períodos de abstinencia de algunos alimentos.
Las torrijas se asocian a tiempos difíciles y de estrecheces económicas, en las que disponer de un elemento barato y asequible como los restos del pan permitían poder comer algún dulce de vez en cuando sin gastar mucho. De hecho para preparar torrijas, lo ideal es que el pan sea algo duro, de dos o tres días, también se elaboran de vino dulce, porque la tradición popular nos dice que las torrijas representan el cuerpo y la sangre de Cristo.
A comienzos del siglo XX, las torrijas perdieron un poco su vinculación religiosa y se hicieron habituales en las tabernas madrileñas, acompañadas por un vaso de vino.
Pero no solo en España se consumen torrijas, en otros países de Europa tienen también su propia versión de torrija. En Francia llaman a su versión el pain perdu, o sea, el pan perdido. En Gran Bretaña y Alemania las denominan algo parecido, poor knights of Windsor y Arme Ritter respectivamente. Los portugueses las conocen como rabanadas, aunque son más un dulce típico de Navidad. Los americanos a las torrijas las llaman french toast, los suizos las llaman fotzelschnitten , los austríacos pofesen, bundás kenyér en Hungría y wentelteejfe en los Países Bajos.
Como veis, las torrijas son un dulce muy antiguo y tradicional con tantas versiones como lugares donde se prepara.
Actualmente hay diferentes recetas. Y versiones de la tradicional.
Hoy os traigo una
receta con un toque personal y diferente a lo tradicional.
Os propongo
que las preparéis de manera tradicional, pero dándole un toque diferente al
sabor, que le aporta la vainilla y el agua de azahar.
El sabor que le da
es fino y delicado, manteniendo a la vez el tradicional, no son muy dulces ni
empalagosas, aunque si son saciantes y caloricas, como ocurre con todas las recetas.
En casa han gustado
mucho, normalmente, las suelo preparar con pan de días atrás. Pero en esta ocasión
se me ocurrió probar haciendo yo el pan y la verdad es que quedan muy bien,
necesitan menos tiempo para la preparación ya que, solo hay que ponerlas en la
leche unos segundos y adsorben menos líquido, por lo que con un litro de leche
he tenido para una barra de pan blanco y media barra de pan de chocolate.
El pan lo prepare adaptando una receta de pan brioche, de unos de mis maestros panaderos faforitos Peter Reinhart, os recomiendo sus libros si aun no los teneis merecen la pena, tener alguno. Podeis ver la receta aqui.
Torrijas de leche (con azahar y
vainilla)
Ingredientes:
1 l de leche
1 rama de
canela
Cascara de
naranja
1 cucharada
de agua de azahar
1 vaina de
vainilla.
4 cucharadas
soperas de azúcar.
4 huevos
Aceite de oliva para freír
las torrijas.
1 barra de
pan para hacer torrijas. Receta Aquí.
Azúcar y
canela en polvo al gusto para poner por encima.
Elaboración:
Cortamos el
pan en rebanadas de unos 2 o 3 cm todas iguales.
Ponemos en un
cazo la leche junto con el resto de los ingredientes, menos el azúcar
Dejamos al
fuego suave, cuando hierva le añadimos el azúcar, movemos para que se disuelva
y retiramos del fuego tapamos. Dejamos templar y aromatizar.
Mientras
ponemos a calentar el aceite.
Batimos los
huevos.
Como mi pan
estaba muy tierno y nada seco solo tuve que mojar en la leche por unos
segundos, pasar por el huevo batido y a la sartén.
Si se utiliza
pan de días anteriores, pondremos por unos minutos las rebanadas en la leche
hasta que el pan este totalmente empapado, y este blandito.
Dejamos que
se hagan por unos 3 minutos y damos la vuelta y dejamos que se terminen de
hacer. Sacamos las torrijas y ponemos en una fuente sobre papel de cocina, para
retirarles el exceso de grasa.
Ponemos
azúcar y canela por encima al gusto, dejamos enfriar y listas para disfrutar
este dulce tradicional de Semana Santa. Con un toque de vainilla y agua de azahar.
Podéis seguirme en:
¡¡Hasta pronto!!