lunes, 18 de enero de 2016

Lemon velvet (Terciopelo de limón)




Hoy os traigo un dulce para los amantes del limón un “Lemon Velvet”
No, no me he confundido, es un terciopelo de limón. O así he querido llamarlo, el nombre lo vi en un libro que me regalo mi hija y me encanto aunque la receta no es la misma, una vez más le he dado un toque personal.


Hacía mucho tiempo que no preparaba un red velvet y me apetecía, no sé porque me acorde de el... de su textura, su sabor.
Cuando iba aponerme manos a la masa, mi hija me dice que le apetece algo que lleve mucho limón. 
Le dije: que tenía pensado hacer un red velvet. Y así a lo tonto después de tener todo preparado le di un giro a la receta y cambie el cacao por limón modifique un poco las cantiles del resto de ingredientes. No me lo pensé dos veces.

Claro que me arriesgaba estropear la receta, pero yo para adelante arriesgando una vez más.
Probé la masa en crudo como hago siempre y me gusto.
Lo que no le quise poner fue colorante porque entonces sería rojo y el limón de rojo, tiene muy poco.

Pensé en hacer un frostin de queso para la cobertura pero no me convenció. Me decante por un ganache de chocolate blanco que le dio un punto de dulzor de lo más interesante.  
El bizcocho no quedo muy dulce, porque el azúcar moreno no le da tanto dulzor como el azúcar blanco. Fue apropósito, quería mantener ese toque acido del limón que a mi hija le gusta tanto.
Es un  bizcocho,  que queda súper esponjoso y jugoso. Al día siguiente está aún mejor, gana mucho. 



Puedo decir que la prueba está superada. Por lo que me he decidido a poneros la receta por si os apetece prepararla.
Como me ha gustado la próxima receta de bizcocho que prepare, será la de: “Terciopelo naranja”



Lemon velvet (Terciopelo de limón)
Ingredientes:
300 g de harina
200 g de azúcar moreno
225 ml de buttermilk (200ml de leche y el zumo de 1 limón)
3 huevos
El zumo y la ralladura de 2 limónes
30g de AOVE
1 cucharada  de bicarbonato 
1 cucharada de vinagre
Ganache de chocolate Blanco:
200 g de chocolate
100 g de nata para montar
Una nuez de mantequilla

Elaboración:
Para elaborar la buttermilk :
Ponemos la leche en un vaso y le añadimos el zumo de limón. Lo dejamos durante 15 a 20 m mientras preparamos el resto de los ingredientes y vamos elaborando la receta.

Para elaborar el bizcocho:
Engrasamos o forramos el molde que vallamos a utilizar.
Precalentamos el horno 180º
Batimos los huevos junto con el azúcar, hasta conseguir una crema y al menos haya duplicado su volumen.
Le incorporamos el AOVE
A continuación el zumo y la ralladura.
Comenzaremos añadiendo una parte de la buttermilk mezclamos y ponemos una parte de harina, mezclamos ponemos buttermilk y más harina. 
Yo dividí en tres tandas, y es importante acabar con la harina. Mezclamos bien con movimientos suaves hasta que esté todo bien integrado.
En un vasito ponemos el vinagre y el bicarbonato. Empezará a burbujear. Lo añadimos a la masa y mezclamos con unos cuantos movimientos.
Vertemos la masa en el molde y rápidamente al horno que ya estará caliente durante 30 m.

Antes de sacarlo comprobamos con una brocheta que este bien cocido.
Sacamos y dejamos templar en el molde.

Desmoldamos y dejamos sobre una rejilla para que acabe de enfriarse.


Para preparar la ganache de chocolate blanco:
Ponemos la nata a calentar, cuando empiece a hervir retiramos y le añadimos el chocolate troceado, dejamos por un par de minutos para que infusione. Mezclamos hasta que esté bien deshecho e integrado, le añadimos la nuez de mantequilla, mezclamos y dejamos templar.
Una vez templado, cubrimos nuestro pastel y adornamos al gusto.


Yo le puse el ganache en tres capas dejando unos 20 m entre una y otra para que el chocolate tuviera consistencia, no lo cubrí entero porque me gusto el efecto de cera de vela, que hace tiempo tenía en mente probarlo.






















martes, 12 de enero de 2016

Burgonyàs kenyèr. (Pan húngaro)



Buenos días Hora del reto #reposterasporeuropa que organiza Pili de Tothom a la cuina, destino del mes Hungría. Elegido por Kim de Mango y cerezas. 


Creía que este mes no me daría tiempo, pero cuando llegue a casa y vi que se publicaba el día 12 en vez del 10. Me dio una gran alegría. Así que, he dedicado parte del lunes a preparar la receta.

Tenía muy claro que un dulce no podía preparar,  los tengo más que saturados después de las fiestas. 

Me decidí por algo muy tradicional húngaro, que se encuentra a diario en todas sus panaderías. Incluso en puestos ambulantes.
Algo que podemos tomar con dulce o con salado y que es la base fundamental de la alimentación diaria.  ¡Pan!


Este pan se elabora con patata y con una especie llamada alcaravea. La cual, yo no disponía de ella en ese momento. Pero como su sabor se asemeja al comino y al anís (tiene un poco de cada uno) lo he sustituido por estas dos especias, que he machacado bien en el mortero para que se mezclaran bien sus sabores.


Es una masa un poco pegajosa pero si os gustan las masas tanto como  a mí, sé que os gustara.
Es una masa súper fina, y suave, un aspecto diferente a otras masas de pan y es muy agradable de trabajar, yo la he probado  cruda y me ha gustado mucho esa textura suave y delicada que tiene y de intenso sabor. Deliciosa sin duda alguna.






Burgonyàs kenyèr. (Pan húngaro)
Ingredientes:
500gr de harina de fuerza
 500gr de patatas crudas (En puré 375 g)
 225gr de agua (De la cocción)
10gr de sal
7gr de levadura seca o 15gr de levadura fresca
1 cucharadita de alcaravea. ( Yo sustituí por cominos y anís)
Elaboración:
Cocemos la patata pelada y troceada con un poco de sal. (Reservamos el agua de la cocción)

Escurrimos la patata le añadimos un par de cucharadas, de agua de la cocción trituramos, hasta conseguir   un puré cremoso. Dejamos enfriar. 


Ponemos la harina, la sal, junto con la levadura en el bol de la amasadora, le añadimos el puré de patata, las especias y el agua.


Amasamos, hasta conseguir una masa homogénea. Quedará un poco  pegajosa.

Dejamos reposar en el bol 5m y volvemos a amasar, así hasta que la masa este en su punto y valla perdiendo humedad y ganando elasticidad.  El almidón de la patata hará su función y quedara una masa deliciosa. (Un poco hojaldrada) Yo deje descansar por tres veces.

Una vez  en su punto la masa.  Haremos una bola y dejaremos reposar en un bol cubierto con film hasta que doble su volumen. ( Unas 2 horas)


Cuando esto suceda estará lista para formar una buena hogaza de pan o dividirla en pequeños panecillos.




Que iremos colocando sobre la bandeja del horno sobre papel vegetal.
Dejaremos levar ( unos 30 m) ,  le haremos unos cortes profundos.  Le ponemos poner un poco de harina por encima. Nos quedara un aspecto más rustico.

Horno  a máxima potencia 250º con un cacharro de agua en su interior para tener humedad.
A los 10 m bajaremos la temperatura a 180º y dejaremos por unos 40 minutos más o hasta que el pan este bien dorado y al volverlo y golpearlo suene hueco.  
 Así sabremos cuando los panecillos están a punto.



Dejamos enfriar sobre una rejilla, y a disfrutarlo.