Después de los días de fiesta y ya de vuelta a la normalidad, en casa no había nada de bollería dulce preparada.
Decidí salir un poco de lo convencional y preparar nuevas recetas, después de echar un vistazo a la nevera me encontré con queso mascarpone, y con unas naranjas estupendas.
Deje volar mi imaginación una vez más. Esos serian mis principales ingredientes para preparar el bizcocho del desayuno de mañana.
Además tenía ganas de estrenar algunos moldes nuevos de cerámica que había comprado y no veía la ocasión de estrenarlos.
Sin dudarlo me arriesgue y me puse al lio. Tenía un poco de miedo la verdad, porque el molde no lo había usado nunca, y no sabía bien ni la temperatura que cogería la cerámica y el tiempo que debería de estar en el horno.
Una vez más me deje llevar por mi impulso y el resultado totalmente satisfactorio. ¡¡Un bizcocho húmedo, súper jugoso y esponjoso con un intenso sabor a naranja, con el agradable toque de avellana… mm!!
Como es habitual no pude resistir. Lo probé antes de que se enfriar. Si en templado estaba bueno, frio gana muchísimo más.
Como me gusto tal cual, solo le puse un poco de azúcar glas por encima.
Bizcocho de naranja y mascarpone.
200 g de harina
200 g de mascarpone
180 g de azúcar moreno
4 huevos
1 sobre de levadura química
120 g de zumo de naranja
80 g de aceite de oliva (AOVE)
50 gr de avellanas molidas.
Ralladura de naranja
Azúcar glas para decorar.
Elaboración:
Separamos las claras de las yemas.
Ponemos las clara junto con el azúcar moreno en la batidora y dejamos montar hasta que esté bien firme. Al principio parecerá que imposible de que monte pero no es así dejarlo que os vais a sorprender del resultado. Un merengue muy firme, y que se mantendrá sin perder firmeza. Reservamos.
Ponemos las yemas con el aceite a batir.
Le añadimos la ralladura de naranja y el zumo. Mezclamos bien.
Le añadimos el mascarpone y seguimos batiendo.
Después le incorporamos la harina junto con la levadura tamizada poco a poco, y la avellana molida.
Por ultimo le añadimos el merengue en varias tandas, con movimientos suaves y envolventes, con una espátula.
Engrasamos y enharinamos un molde de horno, o lo forramos. Yo en este caso engrase y enharine porque era un molde de cerámica.
Vertemos nuestra mezcla en él.
Horno precalentado 180º durante 45 minutos.
Sacamos, no sin antes comprobarlo con una brocheta, cada horno es un mundo. Dejamos templar en el molde.
Desmoldamos y le ponemos un poco azúcar glas por encima y listo para comer.
Podemos adornarlo con naranjas confitadas.
¡¡Tenéis que probarlo, es una delicia!!
¡¡Espero vuestros comentaríos!!