Destino Islandia
Buenos días, 15 de
septiembre hora 12.00 Hora de publicar nuestro reto mensual Reposteras por Europa.
Dejamos atrás las
vacaciones, el verano y volvemos nuestra vida poco apoco. Como lo lleváis?
Espero que tengáis
las pilas bien cargadas, porque retomamos nuestros viajes por Europa, aún nos
quedan países por visitar. Nuevos retos que resolver y disfrutar.
Hoy aterrizamos al
mando de la Repostera jefe Andrea del blog Andreita come de todo en: “Islandia”
Quien no ha
soñado con poder visitar el país de la tierra el fuego y el agua.
Hoy tenemos la
oportunidad de conocer un poquito más su
gastronomía y en especial su repostería.
La isla nórdica es más conocida por el contraste de sus paisajes de
hielo y fuego, sus auroras
boreales y su gran belleza natural.
Sin embargo, la gastronomía, centrada en la industria
pesquera y la cárnica, es una parte esencial de la experiencia islandesa.
Islandia ofrece una gran variedad de pescados y mariscos procedentes
del mar que rodea su enclave geográfico, que protagonizan la mayor parte de los
menús islandeses. Entre los pescados más empleados se encuentran el salmón, el
bacalao y la trucha, que forman platos típicos como el pescado seco con mantequilla,
“haröfiskur”, la sopa de pescado, “fiskisúpa”, o de cigalas, y las albóndigas
de pescado, “fiskibollur”. Los más atrevidos, gastronómicamente hablando, no
pueden irse de Islandia sin
probar uno de sus auténticos manjares: la carne fermentada de tiburón.
Entre los postres, destacan la bebida cremosa,
parecida al yogur, “skyr”, el
“pönnukökur”, un delicioso plato elaborado con crepes, nata y bayas, y el
“slöngukaka”, un pastel de crema de chocolate. Los más valientes no pueden
perderse una de las bebidas más características de Islandia, el aguardiente “brennivín”, alias la Muerte Negra.
A lo largo de toda
la geografía islandesa podemos encontrar sofisticados restaurantes, en los que
se sirve desde los platos caseros más tradicionales hasta platos de alta
cocina. Sin embargo, hay algunos placeres gastronómicos imprescindibles que no
se encuentran en esos locales, como por ejemplo, un perrito caliente en el
quiosco de “Baejarins beztu pylsur”, en Reikiavik.
La isla nórdica es más conocida por el contraste de sus paisajes de hielo y fuego, sus auroras boreales y su gran belleza natural.
Sin embargo, la gastronomía, centrada en la industria pesquera y la cárnica, es una parte esencial de la experiencia islandesa.
Islandia ofrece una gran variedad de pescados y mariscos procedentes del mar que rodea su enclave geográfico, que protagonizan la mayor parte de los menús islandeses. Entre los pescados más empleados se encuentran el salmón, el bacalao y la trucha, que forman platos típicos como el pescado seco con mantequilla, “haröfiskur”, la sopa de pescado, “fiskisúpa”, o de cigalas, y las albóndigas de pescado, “fiskibollur”. Los más atrevidos, gastronómicamente hablando, no pueden irse de Islandia sin probar uno de sus auténticos manjares: la carne fermentada de tiburón.
Entre los postres, destacan la bebida cremosa,
parecida al yogur, “skyr”, el
“pönnukökur”, un delicioso plato elaborado con crepes, nata y bayas, y el
“slöngukaka”, un pastel de crema de chocolate. Los más valientes no pueden
perderse una de las bebidas más características de Islandia, el aguardiente “brennivín”, alias la Muerte Negra.
A lo largo de toda
la geografía islandesa podemos encontrar sofisticados restaurantes, en los que
se sirve desde los platos caseros más tradicionales hasta platos de alta
cocina. Sin embargo, hay algunos placeres gastronómicos imprescindibles que no
se encuentran en esos locales, como por ejemplo, un perrito caliente en el
quiosco de “Baejarins beztu pylsur”, en Reikiavik.
Vamos con las
recetas de este mes:
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