Este año he realizado distintos dulces que os iré poniendo. Pero uno de los que me sorprendió fue esta tarta.
Como os comente en mi familia, hay diabéticos e intolerancia al chocolate. Suerte que a mí no me ocurre porque si yo no pudiera comer chocolate… El azúcar se sustituye ¡¡pero el chocolate…uf ¡ No quiero ni pensarlo.
Una de las tartas que pensaba preparar, era una sacher que es una de mis preferidas. Al final, Prescindí de ella y pensé que debía preparar algo diferente con colorido, sano y con fruta de temporada. Hay muchas tartas que llevan fruta pero… pensé que esta vez mi homenaje seria para el albaricoque una fruta que a mí me gusta mucho.
Y como disponía de poco tiempo, además me iba al pueblo y allí no cuento con los mismos medios en la cocina que aquí. Pues nada mejor que algo sencillo, refrescante y que pusieran disfrutar todos.
Lo primero que hice es preparar una buena mermelada casera, esta vez sustituí el azúcar por stevia un edulcorante que suelo utilizar para la repostería que preparo para mi madre. A mí me gusta como actúa con altas temperaturas de horno. Aunque para esta ocasión no es necesario. Así que podéis utilizar el edulcorante que queráis o simplemente sustituirlo por azúcar.
El resultado como veis es de los más atractivo en cuanto al color. Y el sabor es delicioso.
Para el relleno utilice la mermelada tal cual, por eso se aprecian esos pequeños trozos de albaricoque, en la crema. Para para la base, lo cole para que quedara más fina, transparente y homogéneo.
Ingredientes:
Para la base:
80 g de galletas digestive trituradas.
50 g de mantequilla derretida.
Para el relleno y cobertura:
Mermelada casera de albaricoque, sin azúcar: (podemos utilizar una comprada)
200 g para el relleno
150 para la superficie
150 g para el relleno. (Capa intermedia)
200 g de mascarpone
200 g de nata para montar
50 ml de leche
5 hojas de gelatina para el relleno
2 hojas de gelatina para la cobertura superior
2 hojas más para capa de albaricoque del relleno.
80 g de azúcar glas par la nata. Lo sustituí por el equivalente en edulcorante.
Elaboración:
En un molde de la misma medida que vallamos a
preparar la tarta, forramos la base con papel film.
Ponemos dos hojas de gelatina en agua fría para que
se hidrate.
Ponemos 150 g
de mermelada a calentar, en caso de que fuera muy espesa le podéis poner un
poco de agua y dejar que de un hervor. Yo no le puse porque al prepararla la
deje con la consistencia que necesitaba. Cuando este caliente le añadimos las
dos hojas de gelatina bien escurridas y movemos bien hasta que esté todo
integrado. Dejamos que pierda un poco de calor y ponemos en nuestro molde
forrado con el film, extendemos. Podemos prepararlo el día anterior y dejarlo
en la nevera para que la gelatina tome cuerpo.
Comenzamos forrando el molde con papel vegetal, el
lateral es mejor forrarlo con una tira de acetato porque quedara mucho más perfecto.
Pero el papel vegetal también sirve.
Mezclamos las galletas trituradas con la
mantequilla. Ponemos en el fondo del molde y presionamos para dejar una capa lo
más uniforme posible.
Guardamos en la nevera o en el congelador para que
la mantequilla recupere su consistencia.
Mientras preparamos el relleno:
Ponemos las 5 hojas de gelatina en agua fría.
Montamos la nata, aunque no es necesario montarla
demasiado semi-montada es el punto ideal para la mezcla. En este momento le
ponemos el azúcar glas. Yo le puse
edulcorante líquido tan solo unas gotas.
Calentamos la leche en el microondas y disolvemos la
gelatina escurrida en ella.
Ponemos el queso mascarpone en un bol y mezclamos
con la mermelada. No añadí nada de edulcorante al mezcal porque probé y con el
dulzor que le aporta la mermelada quedo estupendo y con un sabor muy suave en
el que se apreciaba el albaricoque que era lo que yo quería.
Le añadimos la leche con la gelatina y por último la
nata semi montada. Mezclamos bien.
Sacamos el molde de la nevera con nuestra base de
galleta y ponemos una parte del relleno sobre ella.
Con cuidado que no se rompa desmoldamos nuestro
relleno de albaricoque que teníamos en el molde preparado, separamos del papel
film y colocamos sobre la primera capa de nuestra crema con cuidado. Ponemos el
resto de la crema y llevamos al congelador mientras preparamos nuestra última
capa la cobertura final.
Ponemos en agua
fría nuestras dos láminas de gelatina que nos quedan.
Calentamos el resto de la mermelada en un cazo y le
añadimos un par de cucharadas de agua si fuera necesario. Colamos nuestra
mermelada en caliente para eliminar cualquier trozo o resto de piel para que
quede una mezcla bien fina.
Una vez colado le ponemos las hojas de gelatina
escurrida y mezclamos muy bien.
Sacamos nuestra tarta de la nevera y le ponemos la última
capa por encima con cuidado.
Dejamos en la nevera hasta el momento de servir.
Desmoldamos. Yo simplemente le coloque un
albaricoque en la superficie con unas ramitas verdes, en este caso fue perejil
porque allí no disponía de mi maceta de yerba buena que es lo que suelo ponerle
a mis postres para darles un toque de color y ese aroma que desprende recién cortada.
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