Con estas bajadas de temperaturas, me he levantado con unas ganas tremendas
de hornear pan.
El aroma de pan recién hecho en un
día de frio. ¡¡Me encanta!!
Me recuerda al aroma de los hornos de los pueblos cuando de madrugada,
inunda las calles desiertas, con ese frio gélido de las heladas nocturnas.
Ese aroma… que borraba la noche, de las calles y saludaba al
nuevo día. Dando paso a un amanecer, tímido y sereno. Donde se asomaban los
primeros rayos de sol.
Todas esas cosas que parecen olvidadas… Que ahora no son importantes. Nos hemos olvidado de
disfrutar de esas pequeñas y bonitas cosas, en estos tiempos en los que vivimos, llenos de prisas, stress e
intolerancia.
¡¡Yo… he tenido la suerte de conocerlo
y disfrutarlo!!
En mis años de juventud, cuando regresaba a casa después de una
noche de fiesta. Me encantaba el olor, que salía del horno de pan que hay cerca
de la casa. Me inundaba el alma y me daba una sensación de paz y tranquilidad,
que rompía con mis pasos y mis tacones.
Hoy he vuelto a vivir por unos momentos… esa agradable sensación, cuando he
horneado mi pan.
¡¡Algunos me entenderéis, otros no!!
Después de esta confidencia, vamos con lo que más nos interesara, la receta
de estos deliciosos panecillos.
Hay diferentes recetas pero a mí me gusta mucho esta.
Ya la había preparado, para panes de hamburguesas, no con esta forma.
La receta la he sacado del libro de “El
aprendiz de panadero”. Libro que os recomiendo así como el segundo que ha
publicado Peter Reinhart, que me
estoy leyendo ahora. "Pan Artesano"
Receta maravillosa, como todas
las del libro.
He preparado la mitad de las cantidades
de la original. (Y he hecho algunos cambios). Tenía muchas ganas de practicar
esta forma tan bonita, estoy contenta con el resultado, pero sé que lo puedo
mejorar, en forma porque el sabor es buenísimo. No he podido hacer muchas
fotos, estábamos deseando probarlos. Volveré a prepararlos en breve.
El único cambio más significativo ha
sido que lo he pintado con agua en vez de huevo y leche porque no quería brillo
en la corteza lo quería más rustico.
Kaiser o panecillos de Viena
Ingredientes (Para 8 panecillos)
250 g de harina de fuerza
10 g de sal
10 g de levadura fresca o 3 gr de levadura seca
12 g de miel
1 huevo L
25 g de AOVE
150 ml de agua
Agua para pintar los panes antes de hornear.
Semillas de sésamo negro (opcional)
Elaboración:
Ponemos el harina en el bol de la amasadora hacemos un hueco en el centro y
le añadimos el resto de los ingredientes. En caso de utilizar levadura fresca
la desmenuzamos y repartimos por todos lados.
Yo suelo dejar un pelín de agua sin incorporar. Hasta ver si es necesario
ponerle toda. Ya que no me gusta añadirle más harina de la indicada en la
receta. Suelo dejar unos 25 gr. Al final, le puse la cantidad total, porque
estaba un poco seca.
Ponemos velocidad media y dejamos que se integren todo.
Amasamos hasta conseguir una masa tersa y elástica.
Hacemos una bola y dejamos reposar en un bol engrasado y tapado con film
hasta que doble su volumen.
Desgasificamos y partimos en 8 porciones. Boleamos y dejamos reposar
unos minutos para que se relaje.
Extendemos la masa en círculos, con la yema de los dedos. Como si fuéramos a preparar pizzas.
Plegamos para darle forma, para que veáis como os dejo un enlace será
más fácil verlo que explicarlo.
Ponemos sobre una bandeja boca abajo, forrada con papel de horno, y
enharinada, tapamos con un paño.
Dejamos llevar por una hora o hasta que doblen su volumen.
Volvemos con cuidado, ponemos los pliegues hacia arriba,
Pintamos con agua con cuidado y le ponemos el sésamo negro por encima.
Horno precalentado 220º con un cuenco de agua dentro para que haya humedad.
Durante 8 m o hasta que estén dorados.
Sacar dejar enfriar en una rejilla.
A disfrutarlo,
nosotros los hemos preparado con aceite y jamón serrano.
¡¡ Son un bocado
delicioso!!