No sé ni porque…
hace días que me acorde de estas cocas. Cuando era pequeña, mi
madre me lo compraba por las mañanas, en la pastelería de la esquina. Para que me lo llevara al
cole y lo tomara en el recreo.
Recuerdo que me parecían enormes y que yo les
llamaba lenguas. Me gustaba comérmelas poco
a poco y con cuidado, porque no quería que se partieran. Y os aseguro que era
todo un reto conseguirlo hasta que llegaba la hora del recreo. Lo ponía con
mucho cuidado en la cajonera y estaba bien pendiente que nadie se le ocurriera
ni acercarse. Si se rompía… ya no era
para mí, lo mismo. Jajaja... a hora me rio
sola al recordarlo.
¡¡Que cosas... tiene la vida!!!
Bueno, pues me apetecía un montón volver a recordar
el sabor de la infancia y me puse manos a la masa y prepare mis lenguas pero…
como siempre algo diferentes. Les puse almendras por encima y las hice más
pequeñas. Por no sentirme tan culpable,
pero no me sirvió de nada. Porque me comí dos de un tirón y calientes. ¡¡No pude
resistirme!!
Les puse leche en vez de agua, no sé... por qué. Y como
no tenía anís para pincelarlas una vez horneadas. Le puse un poco de anís en
grano molido por encima junto con el azúcar y quedaron muy buenas.
Yo me las comí del mismo modo a mordisquitos
pequeños para que no se rompieran.
Solo una cosa más, dejar muy fina la masa. Para que queden bien crujientes. Yo las tenía que haber dejado aun un poco más
finas.
Coca
de vidre
250 g de harina de fuerza
30g de mantequilla a temperatura ambiente
15 g de azúcar
Una pizca de sal
7 gr de levadura fresca de panadero
Anís en grano molido (cantidad al gusto)
100 g de leche ( en esta ocasion lo hice con leche, pero podemos sustituirlo por agua mineral)
25 g de aceite de oliva
Almendras en bastones, azúcar.
Elaboración:
Ponemos en un bol la harina tamizada, con el aceite. La leche (reservamos un par de cucharadas), el anís molido, el azúcar y la sal. Podemos hacerlo en maquina con el gancho o a mano ayudándonos de una rasqueta. Yo en este caso lo hice a mano porque no necesita mucho amasado.
Cuando este todo bien integrado, le incorporamos la mantequilla y amasamos hasta que este incorporada.
Por ultimo le añadimos la levadura desmenuzada y le añadimos las dos cucharadas de leche que habíamos reservado para que sea más fácil disolverla e integrarla.
Amasamos unos minutos hasta que la masa no se pegue y sea elástica.
Formamos una bola y dejamos en un bol untado con aceite que repose unos 20 minutos.
Después dividimos la masa en porciones de 70 g y boleamos cada pieza. Tapamos y dejamos reposar otros 20 minutos.
Untamos la mesa y el rodillo con aceite y extendemos nuestras bolas, del centro hacia afuera hasta dejarlas bien finas. Colocamos en la bandeja del horno cubierta con papel de hornear. Podemos ayudarnos enrollándolas en el rodillo y extendiéndolas en la bandeja.
Pintamos con aceite de oliva, le ponemos azúcar por encima sin miedo y nuestros bastones de almendras (humedecidos en agua) para evitar que se tuesten demasiado.
Horno precalentado a 200º
Metemos al horno por unos 10 m o hasta que estén bien doraditas.
Sacamos dejamos enfriar, podemos pintarlas con un almíbar de azúcar si queremos que nos queden brillantes y más dulces.
¡¡Si os gusta la receta no olvidéis dejarme un
comentario, me encanta leerlos y contestaros!!
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